viernes, 20 de marzo de 2015

Mereces el surrealismo.



En el colegio me habían explicado qué era un eclipse. Fue una de esas nuevas palabras que descubres y se vuelven tuyas inmediatamente, se pegó a mí y cobró significado, aún sin saber cuál era. Creció mi entusiasmo cuando lo descubrí.

No tenía más de ocho años, pero poseía una larga lista de conceptos que la triplicaban, su característica común era que me fascinaban sin motivo aparente.
Por qué aquella me atraía  lo descubrí cuando te conocí.
La realidad se oscureció, no sé si fue eclipse solar o lunar, diría que cautivador.
Lo anunciaban parcial pero a mi me pareció total.
No me importó el peligro de perder la vista, si eras tú lo último que miraba. Merece(s) la pena y aún más la alegría.
Fue cierto; no he vuelto a ver desde que llegaste; y te confieso que no me importa.