miércoles, 24 de septiembre de 2014

Querido,


Amor. 
Un día enpecé a darme cuenta de algo serio. Algo realmente serio. Era algo así como un tipo de opresión en el pecho que me hizo preocuparme, a veces incluso llegaba a dolerme tanto que me costaba tomar aire. No entendía que podía pasar. 
Entonces lo conprendí. Era un día más, yo iba caminando y me dio un fuerte dolor. Todo encajó. Tú habías pasado justo a mi lado sin mirarme. Pero viéndome. Dolió como mil puñales.
Mensaje claro: yo te quería y tu jugabas al despiste. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario